Si alguna madrugada, entre las 12 y las 3 A.M. te has topado
con una persona vestida de charro recorriendo la calle de Curato viejo. Esta es su leyenda, Dicen
que no se mete con nadie, que solo se escuchan sus fuertes pisadas y si volteas
te encuentras con la figura de un charro ahí nomas caminando
Cuenta la leyenda del El Charro de la calle 16 de Sept, que por allá por el
año 87 del siglo XVIII, existían en la
calle de Curato viejo (hoy 16 de sept.), dos familias muy pudientes la familia
de Don Vicente, joven aficionado al campo y al uso de la vestimenta charra, que vivían en el numero 8 de dicha calle, casi
llegando al camino real de tierra dentro o calle real (hoy Av. Juárez), gran
casa que contara hasta con caballerizas, y la familia de Doña Leonor que vivían en la
casa numero 11 de la misma calle, el joven Don Vicente pretendía los amores de
Doña Leonor hija de Don Rafael, rico hacendado dueño de una de las haciendas
mas prosperas del valle de San Juan, Don Rafael no estaba de acuerdo con la pretensión
de Don Vicente joven de mala fama, ya que era bebedor y mujeriego, aun siendo descendiente
de familia pudiente era un vividor, lo que hoy llamaríamos un junior, dicen que
en una verbena organizada por el entonces Gobernador Francisco González de Cosió,
coincidieron ambas familias y ya pasado de copas Don Vicente reclama
airadamente a Don Rafael su negativa en permitir los amoríos que pretendía con
Doña Leonor, la discusión llega a un punto donde el Joven envalentonado por el ambiente
y las copas saca una pistola amenazando a Don Rafael, intervienen las familias
y el mismo Gobernador manda detener al joven con los soldados que cuidaban su
seguridad, evitando así una desgracia, pero el diablo ya había tejido sus
redes, después de permanecer detenido por un corto periodo de tiempo y a
suplica de su familia siendo muy amigos del Gobernador este ordena su libertad,
en cuanto la recobro se dirige a la cantina del pueblo bebiendo hasta quedar
totalmente borracho, ya en ese estado se dirige a la propiedad de su amada al
no obtener respuesta botella en mano se dirige a la plazuela de San Juan
Bautista, topándose de frente con el mismísimo Don Rafael, el joven charro envalentonado
por el alcohol vuelve a reclamar
fuertemente y airadamente a Don Rafael su negativa a sus amoríos con su hija, pasando
a los insultos enojado y con la razón nublada por el alcohol intenta sacar nuevamente
su pistola, pero su estado no se lo permite, escuchándose un par de disparos
que terminan por segar la vida del Joven Don Vicente, siendo Don Rafael el
mismo autor de ambos disparos terminando así con pistolas lo que empezó como un
reclamo.
La leyenda cuenta que a partir de septiembre de ese mismo
año se ve recorre a un ser vestido de Charro, desde la plazuela de San Juan Bautista
(hoy jardín de los fundadores) pasando por la casa de su amada hasta cambiarse
de baqueta en la guadalupana, para de ahí introducirse en lo que fuera su casa
y perderse al fondo donde eran las caballerizas de sus amados caballos, tal vez
recorre la calle esperando encontrarse a Doña Leonor en el mas allá, y culminar
ese amor que no pudo ser en esta vida.
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